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PEQUEÑOS COMERCIANTES HISPANOS SORTEAN LA PANDEMIA CON POCO ACCESO A AYUDAS

Pequeños comerciantes hispanos sortean la pandemia con poco acceso a ayudas

SAINT PAUL, MN

Nueve meses atrás, Lidia Ferrufino traspasó a su nombre una tienda de ropa para mujeres en el centro histórico de League City, a una 30 millas al sureste de Houston (Texas), y calculó que en agosto de este año disfrutaría las ganancias obtenidas. Para su mala suerte, en el camino se le cruzó la pandemia del coronavirus.

Invirtió la mayoría de sus ahorros en el sueño de su vida: dedicarse a ser una emprendedora en el rubro donde mejor se desempeña, entre ropa femenina con diseños variados, tacones, bolsas, accesorios y joyería.

En entrevista con Efe, Ferrufino dijo que cumplió con la meta que se había fijado, como fue la de incluir ropa para mujeres de tallas grandes, “hasta la 3x“, y en suma se sentía realizada de ser parte de ese 10 % de empresas pequeñas en EEUU cuyos propietarios son hispanos.

En la actualidad, Ferrrufino, quien es además diseñadora de interiores y tiene un blog de modas, ha tenido que acatar las disposiciones municipales y cerrar por varias semanas para mitigar el avance del COVID-19.

EN BUSCA DE FONDOS PARA NO CERRAR

Desde entonces, ha buscado ayuda en los diferentes programas de asistencia para no cerrar las puertas de su negocio.
Intentó por supuesto con el programa de préstamos para el pago de nóminas (PPP, en inglés), surgido del plan de rescate del Congreso, pero dice que desestimaron su solicitud porque “no tenía la suficiente cantidad de empleados”.

“Luego, intenté con un banco local, luego con otras dos entidades financieras, pero me dicen que no califico”, afirmó Ferrufino.

Así que cuando llegó el momento de la reapertura, tuvo que inyectar capital de sus ahorros y tarjetas de crédito para pagar las deudas afiliadas a la compra de la mercancía, a la renta del local y, lo más importante, dice, para el sueldo de la única empleada que tiene.

Tuve que darle menos horas de trabajo porque no quiero correrla (despedirla)“, dijo Ferrufino, nacida en Coahuila (México), casada y madre de un niño de cinco años.

PEQUEÑOS NEGOCIOS

La uruguaya Adriana González, presidenta de la Cámara de Empresarios Latinos de Houston (CELH), entidad que tiene a más de 450 compañías afiliadas, conoce de primera mano las vicisitudes que le ha tocado enfrentar al comerciante hispano en medio de esta crisis.

Según cuenta, algunos han podido sacarle provecho, como las empresas que se dedican a la limpieza y sanitización, que han aumentado su productividad por obvias razones, o las firmas de bienes raíces, cuyo volumen de ventas no ha variado durante la pandemia gracias a las bajas tasas de interés.

Pero son los comercios familiares, aquellos que quizás se administran entre parientes y donde se toman decisiones mientras toman desayuno bajo el mismo techo, los que han sufrido más en esta época, señaló González.

“Yo creo que desde el principio sí hubo y sigue habiendo ayuda para los pequeños negocios, tanto local como federal, sin embargo hay un gran porcentaje que no tuvo la documentación que se le exigía para otorgarle el préstamo, tanto personal como del negocio”, opinó.

Muchos de estos comerciantes, agrega, tienen valores conservadores que les impide brindar información financiera y crediticia en ciertas circunstancias.

Esa reserva de la que habla González se ve de algún modo reflejada en el escueto 29 % de negocios hispanos que solicitaron la ayuda del PPP, según la gubernamental Administración de Pequeños Negocios.

Asimismo, un sondeo realizado en junio por la firma prestamista Camino Financial revela que el 71 % de las pequeñas empresas no había solicitado asistencia del Gobierno. De ese porcentaje, el 19 % no pidió ayuda financiera porque requería de asistencia técnica para llenar las solicitudes y porque no creían que contaban con la documentación necesaria.

CASOS DE “ÉXITO”

Muchos pequeños empresarios hispanos no han desistido y han logrado sobreponerse a la crisis ocasionada por el coronavirus.

La colombiana Shirley García, madre soltera con amplia experiencia en ventas en medios de comunicación en Houston, amplió hace dos años los horizontes de su agencia de mercadeo digital y empezó a administrar las redes sociales y crear comerciales de radio y televisión para sus clientes, que incluyen abogados de inmigración, restaurantes, clínicas médicas, entre otros.

García subcontrata algunos de esos servicios a empresas que funcionan en otros países, pero con la pandemia las ventas y los contratos empezaron a disminuir de forma considerable aunque algunos de sus clientes, asegura, no la abandonaron.

“Pero claro que el ritmo laboral no es igual, tengo que estar en una constante búsqueda de nuevos negocios”, dijo a Efe García.

La colombiana solicitó asistencia financiera a través de un programa del Condado de Harris, donde se asienta Houston, y obtuvo unos 2.000 dólares que le han servido para ponerse al día con el alquiler de la pequeña oficina.

“No ha sido nada fácil. Y mientras esperamos a ver qué pasa con la pandemia y cómo reacciona la economía, hay que seguir adelante, apoyarse y no bajar la guardia”, señaló.


 



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