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“NO ME LLAMES EXTRANJERO”

“No Me Llames Extranjero”

MINNEAPOLIS, MN. Por: Greisy Caicedo Zerpa.

Somos un solo corazón, las caras de muchas banderas, las almas que aun despiertas no dejan extinguir la llama de la esperanza. De muy lejos hemos venido, para sembrar en tierras nuevas” G.C.Z

Podemos, como seres humanos, adentrarnos en muchos portales, recorrer el mundo. Transfigurar realidades crudas o pesadas. Ser valientes en la adversidad. Llenar los espacios, con nuestra capacidad de ser ciudadanos dignos de respeto y admiración.

Somos aquellos que salen de sus países, como las flores que son arrancadas de sus jardines originarios. Y son lanzados a una cascada alta, cuesta arriba o abajo, de variadas circunstancias y experiencias.

Muchos de nosotros, Latinoamericanos, llevamos en el alma los colores de nuestras respectivas banderas nacionales, los sabores de nuestra gastronomía en el paladar, los aromas de nuestras tierras mojadas por la lluvia, las pupilas llenas de los más espectaculares amaneceres y atardeceres. Sí, nosotros, que hemos llegado a tierras nuevas, para tener la valentía de empezar nuevas historias, como aquel artista plástico que pinta sobre un lienzo, puro, blanco y virgen.

Estamos conscientes de que nuestras decisiones son parte del destino que anhelamos forjar. Que cada país es un cúmulo de aristas sociales, políticas, económicas, que bien sabemos, se tambalean como un castillo de naipes, recién armado sin bases sólidas.

Sé que sentimos, que podemos llegar tan lejos como creemos, que no deseamos ser vistos simplemente como los “Latinos”, “Los Hispanos”. que llegaron a invadir nuevas naciones para robarles sus espacios. No, nosotros somos una comunidad, que desea sumar, que no pretende hurtar nada, por el contrario la historia latinoamericana, nos demuestra que hemos librado mil batallas y guerras, para ser valorados, ya que somos parte del mundo cada día más globalizado.

Somos Venezolanos, los que crecen ante las dificultades, los que pelearon su libertad y vencieron a la Corona Española, tras una lucha feroz que demoró más de 11 años en materializarse. La anhelada independencia, la inevitable Libertad. Como la soñó Simón Bolívar, el Libertador de cinco Naciones, (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) Simón Bolívar, hace más de dos siglos.

Hoy, como hispanoamericanos,mantenemos ese espíritu libre, y sin embargo, nos hiere que la “migración” a la que hemos sido empujados, nos estigmatiza o estereotipa como “Los extranjeros” o nuevos “Invasores Mundiales”. Y damos la vuelta, el paso más valiente, salir a otras naciones, dejando no solo a nuestras más amadas raíces, familia y todo lo que nos identifica como individuos y nos volvemos hombres y mujeres multiculturales.

Y estamos rotos pero enteros, por encima de las cenizas que van quedando de un País tan rico como el nuestro. Lleno de gente buena, trabajadora, noble, talentosa, inteligente “echada pa’ adelante”, como coloquialmente lo decimos. Mucho más doloroso es aún, la indiferencia de quienes a simple vista nos cierran puertas en la cara, nos humillan, e incluso sienten odio por otro ser humano.

Debemos rechazar con las entrañas todas las acciones que desmoralizan y atenten contra la vida de millones de latinoamericanos que están saliendo de sus naciones para buscar mejores oportunidades, porque eso deseamos, oportunidades para demostrar que estamos hechos de la fuerza, valentía, solidaridad y humanismo que debe perdurar e imponerse en todo el mundo.
Al fin de cuentas y como bien lo expresa, Baha”ullah (1817-1892), “La tierra es un solo país y la humanidad son sus ciudadanos”.

Y con la voz en alto, como Venezolanos, Latinos e Hispanos, que en sí es decir “uno solo”, damos pasos aún con el miedo e incertidumbre a lo nuevo, damos los pasos, aún con barreras culturales, que nos diferencian, damos los pasos para aprender de la sociedad que nos acoge o a la que elegimos llegar.

Damos los pasos en medio de las grandes dificultades que implica emigrar. Damos los pasos mucho más firmes sobre todo, para sumar, para trabajar, para convertirnos en sujetos productivos, dignos y respetados. Seguimos aquí, en cualquier parte del mundo. Me gusta pensar, sentir y creer que a nuestro paso vamos trasplantando la vida. Y que echamos nuevas raíces. No sabemos ni, ¿Dónde? o ¿Cuándo?. Pero desde el amor y la honestidad, no me llames Extranjero. ¡Somos Ciudadanos del Mundo!


 


 


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